Como cualquier asociado, inundado de pertenencia y recordando los valores de ayuda mutua, responsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad me aventuré en el desafío y compromiso de participar, y lo hice, como cualquier vecinx, por mesa de entrada y sin ningún “apadrinazgo”, lógicamente, solo con la certeza de contribuir en primera persona en la intensidad democrática de una cooperativa valiosa para la ciudadanía. Sin duda la alegría fue inmensa al recibir la notificación de que podría participar, claro, como delegado suplente y sin entender casi que ya incomodaba en algunas caras perpetuas de la jerarquía. Los anhelos no prosperaron. Ingenuamente interpreté demoras en la convocatoria porque no llegaba, hasta me presente el mismo día de asamblea, pero… no estaba en la lista, ya no tenía la bendición de ser convocado para la Asamblea 2019. Así a pesar de haber sido partícipe de este proyecto de construcción colectiva y solidaria, en 2018 como delegado suplente, en éste 2019 de inmensas esperanzas he sido excluido de la lista por razones que no me han sido comunicadas formalmente. Quisiera volver a señalar que, independientemente de la individualización de este hecho, el problema de la falta de democracia afecta colectivamente a este proyecto. Por ello, esta Carta nace desde el deseo de contribuir a un proceso de democratización. Nace con la vocación de apostar a un replanteo de las reglas del juego: un cambio democrático orientado a devolver a la sociedad la capacidad efectiva de decisión sobre todo aquello que le concierne. ¿Es posible una representación legítima sin oposición?, ¿es posible una democracia que es el alma de una cooperativa fundada en la participación con apadrinazgo del consejo de la administración? Es necesaria una cooperativa de construcción fáctica, fundada en la participación, el control ciudadano y la igualdad de derechos. Es mi anhelo que la ciudadanía, las personas, no encuentren obstáculos para poder contribuir al bien común. Esta carta nace con la certeza de que las luchas de hoy son la base de la democracia que está por llegar. Esta Carta nace con el deseo de contribuir a este proceso de democratización y, para ello, se presenta como un texto inacabado, abierto a su construcción permanente y a la participación de cualquiera; no quiere ser un catálogo exhaustivo de derechos, al igual que tampoco se pretende como un modelo de cooperativismo terminado. Simplemente apunta los elementos básicos que, en una apuesta por la democratización, resultan necesarios para reconstruir un nuevo modelo institucional abierto a los deseos colectivos, las propuestas y la capacidad de autogobierno que desde hace tiempo están siendo expresados. En definitiva, esta Carta se propone abrir un nuevo proceso de discusión que culmine en una reordenación de los valores que constituyeron nuestro pioneros dirigida a garantizar el bien común, la dignidad y la democracia. Un nuevo acuerdo social, de un proceso de refundación democrática en el que las personas, los y las cualquiera, seamos los verdaderos protagonistas. Esta vez no pudo ser, quizás el tiempo permitirá… “Lo que se hace por amor siempre acontece más allá del bien y del mal” F. Nietzsche.

Germán A. Correa Asociado Nº 38533