La psico oncóloga Roxana Chimento, explicó que “en la comunidad siempre hay voluntarios como en este caso, en el que una cosmiatra viene a realizarle unos ‘mimos’ a los pacientes en conjunto con sus familiares para que ellos sepan también cómo pueden colaborar”.

Está claro que las estrategias terapéuticas contra el cáncer con intención de curar interfieren con la integridad del cuerpo, por lo que los pacientes pueden experimentar múltiples síntomas como resultado de estos tratamientos, además de los propios de la enfermedad, afectando el funcionamiento y el bienestar del paciente, lo que conlleva a la disminución en la calidad de vida.

Por lo que más allá de la complejidad que generan algunas patologías oncológicas, la quimioterapia y otras formas para contrarrestar la enfermedad pueden resultar agresivos para la piel de manos y pies y por ese motivo, en este centro hospitalario se llevan a cabo estas jornadas que permitan conocer los cuidados que deben ser prodigados en estas zonas del cuerpo.

Tal como advierten los profesionales, los tratamientos contra el cáncer debilitan los pequeños vasos sanguíneos de la piel, provocando reacciones inflamatorias. El resultado de ello es el enrojecimiento, hinchazón, grietas, engrosamiento de la piel y otros efectos.

Para calmar y suavizar las manos y los pies, hay varias medidas cotidianas que pueden ser útiles y eficaces. Elegir los productos adecuados también ayuda a aliviar la piel y a proteger las palmas y las plantas de los pies, sin olvidar los dedos de las manos y de los pies, hasta la punta de las uñas.

La psicóloga apuntó a que “por lo general cuando se piensa en un paciente oncológico se hace en lo que se refiere específicamente a la parte clínica o el tratamiento médico, pero durante el proceso hay cuestiones que se relacionan con lo emocional y eso es lo que abordo en mi caso y que es conectar con la parte sana del paciente, lo cual se logra además a través de este tipo de actividades que vamos trabajando a partir del contacto cotidiano que tenemos con ellos”.

Añadió que “la idea es que puedan llevar adelante la quimioterapia de una manera más placentera y como es en este caso, conectando con el cuerpo desde otro lugar”.

Está comprobado a través de investigaciones científicas que los indicadores de calidad de vida, tales como el funcionamiento emocional, físico, social, cognitivo y de roles, están interrelacionados y correlacionados, además de tener un valor pronóstico en cuanto al éxito del tratamiento y ser predictivos de supervivencia y la mejora de la calidad de vida.

En ese sentido Roxana Chimento expresó que “en nuestro caso seguimos en la construcción del servicio de oncología del hospital, con la posibilidad de jerarquizarlo a partir también de este tipo de cosas, las que se añaden al mejor funcionamiento del equipo y sobre todo para que los pacientes transiten su tratamiento de la mejor manera posible”, concluyó.