Las consultoras son empresas dedicadas a brindar servicios profesionales de asesoramiento, consejerías, estadísticas, e investigación sobre temas específicos, para lo cual cuentan con un plantel de doctos en la materia. Estos trabajos son altamente remunerados y los que los contratan son gobiernos, estados, privados, tanto empresas como individuos, de estos últimos la mayoría son políticos, ávidos en requerir los servicios.

Estas empresas y sobre todo en materia económica son consideradas por políticos algo así como el “sancta sanctorum” desde donde abrevar a la verdad. Lejos de ser neutras y objetivas, la mayoría de ellas comulga con el modelo neoliberal, hecho no menor, que a la hora de buscar resultados las tendencias son siempre auspiciosas, más si el gobierno remite a las ideas liberales.

En nuestro país, el gobierno del presidente Macri, no solo se nutre de las previsiones y predicciones de las consultoras sino que las aprovecha como marketing para que sus funcionarios a través de los medios adherentes al gobierno, difundan dichos pronósticos llenos de optimismo y buenaventura.

Como la zanahoria colgando en el palo delante del asno, los pronósticos también se van corriendo empujados por el almanaque. En 2015 fuimos de semestre a semestre, con la ilusión de la “lluvia de inversiones” o “los brotes verdes”, hasta que el 2017 nos espabilamos con que “la pobreza cero” se acaba recién dentro de 20 años.

Como la zanahoria colgando en el palo delante del asno, los pronósticos también se van corriendo empujados por el almanaque. En 2015 fuimos de semestre a semestre, con la ilusión de la “lluvia de inversiones” o “los brotes verdes”, hasta que el 2017 nos espabilamos con que “la pobreza cero” se acaba recién dentro de 20 años.

¿Los análisis de las consultoras están errados o le venden al gobierno las vestiduras del rey ? ¿ O un mix de ambas? Existe una connivencia tal entre las dos posiciones, que algunos profesionales y directivos de las consultoras terminaron trabajando como funcionarios del Gobierno. Tales los casos de Hernán Lacunza, Ministro de Economía de la Provincia de Buenos Aires, Ricardo Delgado, asesor económico del Frente renovador, ahora bajo el ala de R. Frigerio como subsecretario de Coordinación de Obras Públicas o los casos de Luis Secco en Banco Nacion y Eduardo Levy. Pareciera ser que los buenos augurios fueran una llave para conseguir trabajo en la cartera oficial.

Con el triunfo de Mauricio Macri y los primeros lineamientos del modelo, los consultores dieron rienda a su entusiasmo en forma de cifras y porcentajes. Transcurrido algo más de un año podemos ver que nada de eso se cumplió y la grosera diferencia, entre lo vaticinado y la realidad.

Levy anunciaba para el 2016, “el año del rebote” con un crecimiento del 4 por ciento, Lacunza y Delgado auguraban un segundo semestre venturoso, al igual que Secco con PBI disparado en 7 a 8 por ciento. Nada de eso se cumplió ni por asomo.

En materia inflacionaria los vaticinios merodearon la mitad del 40 por ciento y monedas con que se cerró el año pasado. Para concluir con estos datos duros se puede decir que la economía en 2016 retrocedió un 3 por ciento y que para este año, no se avizoran mejoras. A casi 2 meses del 2017 lo presupuestado en materia de inflación del 20 por ciento difícilmente se cumpla. Casi como nota de color, se puede agregar, que la predicción más seria y cercana a los guarismos oficiales, fue la del estudio Bein, asesor en materia económica del que fuera perdedor en las presidenciales 2015.

El Mejor equipo de los últimos 50 años sumado al Dream Team de Economía, no acertó, ni siquiera le pasó cerca con los pronósticos, a uno de los ítems al menos.

Finalmente se puede agregar que, las predicciones sin otro estudio más que la praxis ni otra herramienta más que la memoria del 49 por ciento, tuvieron razón en las consecuencias del modelo socio-económico que se venía, pero claro los medios hegemónicos como ariete del poder, la tildaron como la campaña de miedo, pero eso sería tema de otra nota.